Pamplona for ever - Edi 140


Cuando salga esta revista, habrán llegado a su fin los Sanfermines de este año, con sus luces y sus sombras negras y horrorosas. Mientras escribía este editorial, visionaba en directo los encierros del fin de semana, y de nuevo la masificación me hace poner los pelos de punta por el miedo escénico del recorrido de la carrera. Yo que los he corrido muchas más de cien veces, aún me asusto de las miles de personas que entran en el recinto, unos aficionados y expertos corredores, y otros simples turistas que han acudido a Pamplona al reclamo de nuevas y excitantes experiencias. Muchos de estos creyendo incluso que los toros no hacen nada, y lo peor, no son conscientes de que un toro puede matar de un simple trompazo o una cornada certera. Y peor aún, por culpa de algunos de estos inexpertos pueden tropezar, y de hecho tropiezan, muchos corredores habituales.

He dado y regalado muchas ideas a lo largo de mi trayectoria como aficionado, y siempre me he considerado un preocupado estudioso de la tauromaquia y defensor de las causas injustas, lo que me ha traído más de un problema y enemistades, y seguiré haciéndolo mientras se me ocurran y pueda plasmarlas. Hace ya años, en la I Feria del Encierro en la capital Navarra, allá por el 2006, y única que se realizó por cierto, boceté durante la exposición de mi conferencia un proyecto, que además gustó e interesó mucho, pero ahí quedó la cosa.... Se trataba de la posibilidad de implantar un sistema para controlar la entrada de los participantes del encierro, la simple colocación de unos tornos contadores de personas en la única, o únicas zonas de acceso disponible (Los hay fijos y portátiles, que junto a un sencillo sistema informático, harían una labor impagable). Por ellos, tendrían que pasar absolutamente todos los corredores, con lo que se tendría el número exacto de personas en el recorrido en cada mañana (ideal para las estadísticas y demás hemerotecas). Por otro lado, se visionaría por las fuerzas del orden, un control personalizado de cada individuo, zapatillas deportivas, vestimenta blanca si se quisiera (también sugerí que el día 7 fuera obligatorio que todos fueran de blanco y rojo), cámaras, mochilas, estado de embriaguez, y sobre todo, un control más férreo en el tipo de individuos-as que acceden, ya que a simple vista se puede ya determinar si va a correr o solo a pasearse o a quedarse en un portal. Y estos son más que peligrosos. Incluso, se podrían dispoder de alcoholímetros para impedir entrar a las personas que no estén en condiciones. Porque mucho control ahora mismo, pero se les cuelan por todos los rincones.

También existe otro medio de control más perfecto y seguro incluso, pero eso ya es voluntad del ayuntamiento el que lo quieran poner en marcha. Mediante este segundo sistema de control voluntario u obligatorio, se podría saber los datos exactos de cada participante, incluso su historial médico, edad, sexo, alergias, etc. Este sistema también serviría para identificarlos de manera muy rápida en caso de necesidad, urgencia, o sanción. Pero sobre todo lo más revolucionario de este sistema sería en el aspecto de atención sanitaria en caso de cogida. Daría una imagen extraordinariamente positiva al ayuntamiento de repercusión mundial.

En fin, que estamos en el Siglo XXI y parece que cuesta mucho cambiar o hacer evolucionar ciertas facetas, mientras en otras menos productivas, pero más mediáticas, se derrochan personal y dinero a mansalva. Será que no interesa por qué no da votos.

La frase: “Todo está en un continuo estado de evolución, con la intención de mejorar.”
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