Tratar a un perro como a una persona es maltrato.

Tratar a un perro como a una persona es maltrato.
Por Alberto de Jesús

Las becerradas, ya sean populares o reglamentadas, en España y en el todo mundo, han servido para que en principio los menores de edad, sin límite por debajo y, siempre que sea con el beneplácito de los padres, pudieran disfrutar de la fiesta taurina a su nivel. Desde siempre se realizaron actos con becerritas en todos los pueblos de España, hasta en Pamplona, en San Fermín, se llegaron a correr encierros para niños, hasta que los políticos lo prohibieron. Esto servía para que pudiesen disfrutar de lo mismo que los mayores hacían y era el evento más esperado de las fiestas del pueblo, y que más ilusión creaba entre los menores… y los mayores. Al mismo tiempo servía como entrenamiento para lo que se podrían encontrar de mayores, y no tener que esperar a los 16 años para ya tener permiso para ponerse directamente con un toro cuatreño y con dos pitones astifinos como puñales. Era su bautismo taurino para comenzar tal vez la andadura de un buen corredor de encierros, recortador, matador de toros, o simplemente aficionado.

La política, y eso va para todos los políticos y representantes de las tradiciones que leen estas líneas, tienen que consensuar el acercar a los menores a los espectáculos infantiles con otras especies de este planeta, acercarlos a la naturaleza y los animales, sea cuales sean, ya sea en las escuelas o en los zoológicos o acuarios,  hay que fomentar y permitir principalmente en las escuelas, infantiles sobre todo, el acercar a nuestros pequeños a lo que es la vida animal, la biodiversidad, a no ocultarles la verdad, a decirles que el lobo se come a las ovejas y el león se come a los Bambis, a las cebras y a otros animalitos, y sobre todo concienciarlos de que eso es lo normal, que igual que ellos se comen una croqueta de pollo, el resto de animales carnívoros hace lo propio. Hay que realizar exhibiciones y exposiciones de animales varios y sus utilizaciones, incluso el becerro. Hay que explicarles que el gallo combatiente español se utiliza para pelear, igual que al caballo para montarlo, aunque para ello se le tenga que domar, ponerles un hierro en la boca y una cincha en la barriga, y que es necesario una fusta y unas espuelas en ocasiones para dominarlo. Lo mismo que existen tradiciones de peleas de toros, bueyes o carneros, o que el tiro y arrastre con equinos forma parte de las costumbres españolas. 
Hay que explicarles que este país es rico en este tipo de manifestaciones y deben conocerlas, Hay que contarles que lo que sale en los dibujos animados es ficción, que los animalitos no hablan en la realidad, que no tienen los mismos derechos que las personas, que el tigre no es amigo de los cervatillos, etc… lo demás es demagogia que los hace crecer como personas con una información equivocada al respecto de los animales y las mascotas. Eso es lo que sucede hoy en día. Información manipulada que crea personas que le otorgan a los animales derechos que no son suyos, que permite que ciertas especies se desarrollen en demasía en los montes y creen problemas en otras variedades de seres, que otras formas de vida invasoras destruyan el resto de la fauna original, que a la mascotas las mutilen o traten como a personas. Que los toros no son inofensivos, lo mismo que los perros salvajes u otros bichos que viven libres en los montes. Que nadie se puede acercar a ellos sin el peligro a que le ataquen o se lo coman. Eso es un error, lo mismo que deben comprender un perro es un perro y tratarlo como a una persona es maltrato. Por mucho que lo quieran, siempre será un canino. Nunca podrán sustituir a un ser humano. Ellos no lo harían. Y punto.

Como reflexión importante al respecto de lo que está sucediendo en la actualidad cabe señalar el sorprendente resultado de un estudio realizado por diversas asociaciones de naturaleza en varios colegios españoles, con niños de 4 a 15 años para evaluar el conocimiento que tenían sobre la fauna local y la fauna exótica, las deducciones fueron concluyentes y alarmantes: los escolares conocían mucho mejor a las especies exóticas de otros países que a aquellas que tenían al lado de sus casas. Para ellos resultaban más familiares un león, un tigre de Bengala o una jirafa que un gato montés, un lince o un corzo, y reconocían antes a un cocodrilo del Nilo que a un lagarto verdinegro. La situación resulta tan grotesca que es probable que un niño de un colegio o de un instituto sea capaz de recitar de memoria el nombre científico de cinco especies de dinosaurios pero no sepa el nombre común de cinco aves de su Comunidad.

Continua el reportaje en la revista Bous al Carrer del 1 de octubre …..
Siguiente
« Anterior Post

Comentar con educación nos acerca al entendimiento. EmoticonEmoticon